Cuando en la familia a un hijo le diagnostican epilepsia, los padres no sabemos que hacer, sobre todo no sabemos como tratarlo. Solemos reaccionar, si es un niño, sobreprotegiéndolo. De esta forma no dejamos que “crezca” además de privarle de su autonomía.
Cierto que los padres sentimos miedo, pero tenemos que hacer todo lo posible para dejarlos que se comporten como niños que son.
Debemos enseñarlos a vivir con su epilepsia, sin traumas ni frustraciones.
De este modo, cuando lleguen a la adolescencia, serán chico/as sociables, sin miedos, sin complejos y alegres.